Durante esa semana aparecieron más supervivientes. Llegó un señor calvo llamado Peter, una adolescente más pequeña que yo llamada Kendra y un viejo llamado Charles, con su nieta bebé llamada Milla.
Nos habíamos hecho de unas cuantas armas, pero escaseaba la munición. James se decidió a encontrar más...
-Mañana iremos a la armería Hollister. Allí tienen de todo, esperemos que no la hayan atracado ya. Descansad bien esta noche
Entonces Elize nos miró, precupada.
-¿Está muy lejos?
-Unos seis kilómetros, aguantarás, ah, por cierto, también vamos a buscar recursos, todo lo que haga falta: grandes mochilas, comida, agua... no os molestéis en llevar sacos de dormir, descansaremos en cualquier casa que pillemos, ¿entendido?
Todos respondieron al unísono
-¡Si!
Entramos en una casa, y matamos al zombie propietario.
-¡Retiro lo dicho! ¡Conseguid sacos de dormir, no hay suficientes camas!
Le di un beso a James y nos fuímos a dormir ( al sofá, porque les dejamos la cama a Kendra, y a Elize, que tampoco se conocían de nada, pero bueno)
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